"Quiero que algo de mí perdure después de la muerte."
Ana Frank

24 jul 2012

El Arresto


Es el 4 de agosto de 1944. En el cuartel general del Sicherheitsdienst de Amsterdam, entra por la mañana una denuncia telefónica. Atiende el teléfono Julius Dettman, quien imparte al suboficial de turno Karl Silberbauer la orden de dirigirse a Prinsengracht. Éste se lleva como asistentes a cuatro nazisholandeses.

Silberbauer y algunos de sus acompañantes entran en la planta baja del edificio y se dirigen a las oficinas y obligan a Victor Kugler a que los conduzca al refugio.
El personal administrativo se encuentra trabajando en la primera planta cuando, de repente, se abre la puerta. Miep Gies explicará más tarde: "Entró un hombre de baja estatura empuñando una pistola. Mientras me apuntaba, me dijo: «Quédese sentada y no se mueva". Victor Kugler oye ruidos desde la oficina contigua y sale a ver qué sucede: "Vi a cuatro agentes de policía, uno de los cuales vestía el uniforme de la Gestapo". Uno de los policías lo apunta con la pistola y le ordena que se le adelante. Se dirigen a la estantería giratoria y la abren. Con las pistolas desenfundadas, los policías entran en la casa de atrás.
La acción toma totalmente de sorpresa a los escondidos. El momento fatídico ha llegado. Otto Frank relata después de la guerra: «Eran alrededor de las diez y media. Yo estaba arriba, donde los Van Pels, en el cuartito de Peter, ayudándole a hacer los deberes. De pronto, oigo que alguien se lanza escaleras arriba, abre la puerta y aparece ante nosotros con una pistola en la mano. Abajo ya los habían reunido a todos. Mi mujer, las niñas y los Van Pels estaban allí con las manos en alto». Acto seguido, conducen también a Fritz Pfeffer a la habitación.
Los escondidos deben entregar sus objetos de valor. Silberbauer coge el maletín donde Ana guarda los papeles de sus diarios, lo abre y lo sacude para vaciarlo y meter allí las cosas que quiere llevarse. Los papeles de Ana caen al suelo. Otto Frank: "Entonces nos ordenó: « ¡Prepárense, tienen cinco minutos!»". 
Campo de Neuengamme
Los ocho escondidos son llevados a la cárcel de la SD. Los encierran en un gran recinto junto con otros detenidos y luego los interrogan uno por uno. Los policías intentan averiguar si los ocupantes de la casa de atrás y sus protectores saben de otras direcciones donde pueda haber gente escondida. Johannes Kleiman y Victor Kugler callan. Otto Frank responde a la pregunta diciendo que los 25 meses que estuvieron encerrados en el refugio les han hecho perder todo contacto con sus amigos y conocidos y que, por lo tanto, no saben nada.
Luego se separa a los refugiados de sus protectores. Éstos son trasladados al establecimiento penitenciario de la calle Amstelveenseweg, mientras que aquéllos van a parar a la cárcel de Weteringschans, ambos de Amsterdam.
A primera hora de la mañana del 8 de agosto de 1944, obligan a los ocho escondidos y a otros prisioneros a abandonar sus celdas y los llevan en tranvía a la estación central del ferrocarril, donde ya los espera un tren corriente de pasajeros. Janny Brilleslijper es una de las otras prisioneras. En el andén ve a la familia Frank: "Me llamaron la atención el atuendo deportivo y las mochilas de las niñas, como si se fuesen de vacaciones de invierno." El tren transportará a los prisioneros a campo de tránsito Westerbork.
Tras tres días de viaje llegaron a su destino, y los hombres y mujeres fueron separados según su sexo, para no volverse a ver más. 
Junto con las otras mujeres no seleccionadas para la muerte inmediata, Ana fue obligada a permanecer desnuda para desinfectarla, le raparon la cabeza y le tatuaron un número de identificación en el brazo. Durante el día usaban a las mujeres para realizar trabajos forzados y, por la noche, las hacinaban en barracones frigoríficos. Las enfermedades se propagaban velozmente y en poco tiempo Ana terminó con la piel cubierta de costras.
El 28 de octubre comenzó la selección para reubicar a las mujeres en Bergen-Belsen. Más de 8.000 mujeres, Ana Frank, Margot Frank y Auguste van Pels incluidas, fueron transportadas, pero Edith Frank se quedó atrás. Ana pudo juntarse por un breve periodo con dos amigas, Hanneli Pick Goslar (llamada "Lies" en el diario) y Nanette Blitz,. Contaron cómo Ana, desnuda salvo por un trozo de manta, les explicó que, infestada de piojos, se había despojado de sus ropas. La describieron como calva, demacrada y temblorosa, pero a pesar de su enfermedad les dijo que estaba más preocupada por Margot, cuyo estado parecía más grave.
El campo poco después de la liberación
En marzo de 1945, una epidemia de fiebre tifoidea se propagó por todo el campo; se estima que terminó con la vida de 17.000 prisioneros. Los testigos contaron más tarde que Margot, debilitada como estaba, se cayó de su litera y murió como consecuencia del golpe, y que pocos días después Ana también murió.
Tras la liberación de Auschwitz, Otto regresa a Ámsterdam. Durante el viaje se entera de la muerte de Edith. Una vez en Ámsterdam, se dirigie a la casa de Miep y Jan Gies. Tiene la esperanza de que Ana y Margot estén aún con vida, pero luego le llega la noticia de que tampoco ellas han sobrevivido a la guerra. Miep le entrega los papeles que componen el diario de Ana. Ana quería que su diario se publicase después de la guerra, y ese deseo finalmente se cumple.

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